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miércoles, 1 de diciembre de 2010

Momia del Hombre de Kahlbutz.

En la población de Kamphel, de Brandeburgo (Alemania), con motivo de la renovación de la iglesia los albañiles hallaron, en 1794, en la cripta adosada, el cadáver encogido, pero extrañamente momificado, de un hombre. Se pensó que sólo podía tratarse de Christian Friedrich von Kahlbutz (1627-1702), un caballero rodeado de numerosas leyendas de crueldad y lujuria. Dicen que cuando una joven hermosa le denegó el "derecho de pernada", mató a su prometido, y que en el juicio que tuvo lugar a continuación, si bien fue absuelto, exclamó bajo juramento que si de veras era el asesino, Dios no dejara que una vez muerto su cadáver se descompusiera. La historia del juramento que se cumplió es sin duda una leyenda que se puso en circulación después de que se descubriera la momia. En todo caso, el hecho pudo deberse a varios procesos naturales: una determinada composición del aire ambiente, emanaciones de la roca circundante, sequedad o radiactividad del suelo, un ataúd de roble herméticamente cerrado. Las momias naturales también pueden darse si el difunto tomó en vida de modo constante dosis mínimas e inocuas de algún veneno. Es posible que Kahlbutz contrajera alguna enfermedad y por ello lo consumió. Estaba colocado dentro de un doble ataúd hermético de roble que frenó la descomposición incipiente hasta que el cadáver se curtió. Estos casos de momificación natural son relativamente frecuentes y no tienen nada de milagroso.

Murió a los 52 años y puede ser que sufriera de cáncer, distrofia muscular y tuberculosis. Posiblemente de esta última.





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